lunes, 11 de enero de 2010

Acorazada con mariposas enjauladas



He terminado mi 2009 analizando que seria bueno para éste 2010 andar acorazada por la vida, y debo mencionar que del todo no me agrada, pero al parecer será una buena forma de enfrentar diversas situaciones. Pues sí, me pueden ver como una “cabra chica agrandá” como muchos mencionan por ahí, o como una nena fuerte de enfrentar diferentes realidades, la veinteañera que está para quien lo necesite, siempre con las palabras indicadas de apoyo, la que al decir “no” se respeta, la que con un sutil movimiento consigue lo que quiere o necesita, puedo ser todo eso y más, pero aún así siento miedo, sí miedo de levantar las manos al aire y que alguien me encuentre desprevenida, en cualquier sentido de mi vida, por lo que he aprendido a usar las armas correspondientes de defensa y puedo decir que no muchas veces me han servido y es ahí donde comienza a instaurarse el miedo que me puede petrificar.

Actualmente llevo el discurso de sentirme plena a mis anchas, y es así, pero de igual forma sigo acorazada y la verdad es que no quiero estar de ese modo, pero al mismo tiempo, qué sería de mi si no tuviese mis mecanismos de defensa preferidos, pues cada uno de ellos me han ayudado a estar donde estoy, pero hay uno que intenta impregnarse en mi y a ese lo llamo “indiferencia a sentir”, pues como mencionaba anteriormente tengo miedo a levantar mis manos y que alguien arrase con mi corazón, sé que me volvería indefensa y creo que ahora no podría lidiar con tal indefensión, por lo que tomo mis armas, bajo los brazos y me pongo en correlato a lo que quiero proyectar, la que muchos describen con entereza, aquella Marcela capaz de defenderse y defender al que está junto a ella. Pero no sé cuanto tiempo logre seguir así, con las manos aprisionadas a mi pecho de tal modo que no logren alcanzar mi corazón, no sé cuánto tiempo lograré mantener mis “Mariposas” enjauladas, aquellas que aletean cuando ven al ser indicado, para que no salgan volando tras él, no sé cuánto tiempo me mantendré firme a lo que posiblemente pueda sentir, pues sí, lo reconozco tengo miedo, tengo miedo a volver a amar, a ser amada, a estar con otro, a compartir mis tiempos y sus tiempos, sus espacios y los míos, etc. tengo miedo de todo eso y más.

Me pregunto que haré cuando mis “Mariposas” quieran salir revoloteando, pues la respuesta actual es “las cazaré y las devolveré a su jaula”, la respuesta para un futuro próximo y/o lejano es “vuelen queridas, vuelen”, sólo me pregunto ¿cuándo será ese supuesto futuro?, y ya que no lo sé puntualizaré simplemente en que seguiré con mis corazas, con mis brazos aprisionados al pecho, con mi rebeldía de decir “me agradas y ya…”, pero tengan por seguro que si aparece alguien que logre cautivar mis “Mariposas” ellas volarán hacia aquel personaje, se mantendrán junto a él, lo acariciarán, besarán, le entregarán cariño y finalmente abandonarán su tan temida jaula en mi interior para simplemente querer y ser querida.

3 comentarios:

Dj3go dijo...

=( Marce.. me llegooo lo que escribiste.. estoy en esa tambien... me mataste.... ... byeee Besos!

Paz dijo...

Marcelix, muy buenas palabras, en la vida siempre uno debe tener una coraza, sin embargo también debe poseer la capacidad de cuando poder desnudar lo más íntimo que nos invade. Espero que sigas escribiendo, te descubrí por random! Saludos

Anónimo dijo...

Viste qe era rico soltar las mariposas y dejar las corazas ... ;)
Te amo!
Ro.